¿Qué dice el Catecismo de
la Iglesia Católica sobre la Unción de los Enfermos?
1526 "¿Está enfermo alguno entre
vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan
con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el
Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le serán
perdonados" (St5,14-15).
1527 El sacramento de la Unción de
los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que
experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de
vejez.
1528 El tiempo oportuno para recibir
la Santa Unción llega ciertamente cuando el fiel comienza a encontrarse en
peligro de muerte por causa de enfermedad o de vejez.
1529 Cada vez que un cristiano cae
gravemente enfermo puede recibir la Santa Unción, y también cuando, después de
haberla recibido, la enfermedad se agrava.
1530 Sólo los sacerdotes (presbíteros
y obispos) pueden administrar el sacramento de la Unción de los enfermos; para
conferirlo emplean óleo bendecido por el obispo, o, en caso necesario, por el
mismo presbítero que celebra.
1531 Lo esencial de la celebración de
este sacramento consiste en la unción en la frente y las manos del enfermo (en
el rito romano) o en otras partes del cuerpo (en Oriente), unción acompañada de
la oración litúrgica del sacerdote celebrante que pide la gracia especial de
este sacramento.
1532 La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:
— la unión del enfermo a la Pasión de
Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia;
— el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos
de la enfermedad o de la vejez;
— el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el
sacramento de la penitencia;
— el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;
— la preparación para el paso a la vida eterna.