Nuestro parroquiano y feligrés Carlos
Javier Corento Calado fue admitido en el Seminario Metropolitano de Sevilla en
el pasado año 2021. Lleva ya varios años interviniendo en la eucaristía como
acólito y en este mes de enero, además, recibió la institución, por la cual, la
Iglesia le reconoce su desempeño litúrgico. Aprovechando el mes de marzo, mes
de las vocaciones, queremos dar a conocer sus vivencias de fe, entre nuestra
feligresía y ante todo aquel que le quiera conocer a partir de esta entrevista.
1.-
¿Por qué le das gracias a Dios en el presente y por quién o qué le pides?
Le
debo dar las gracias a Él, a Dios. Porque, como
el tema en el que se centró nuestro último retiro en el Seminario, yo era una oveja
perdida, y el Señor, como el Buen Pastor, me rescató para poder estar a su lado
y poder servirle y seguir conociéndole cada día. Le pido por mis familiares y amigos, por los sacerdotes que han pasado
en diferentes momentos de mi vocación, y por todos los feligreses de la
Parroquia del Espíritu Santo.
2.-
¿Cómo ha sido tu conversión hasta pedir tu entrada en el ministerio sacerdotal?
Mi
conversión nace en el año 2018, un año después de fallecer mi abuela Carmen.
No pasaba un buen momento anímicamente y, con apoyo de una buena amiga (Auxi),
empiezo a asistir diariamente a la Eucaristía y a rezar el rosario. Una tarde, frente al Sagrario, me
preguntaba que quería el Señor de mí y, cada vez que me lo preguntaba, mi
corazón se agitaba. Por lo que decidí hablarlo con mi párroco, D. Antonio
Vergara; él me trazó un camino a seguir y poder conocer qué era eso que agitaba
mi corazón. Comencé a acolitar en misa, para poder estar más cerca del Señor,
realicé ejercicios espirituales, cursillos de cristiandad, estudié en la
Escuela Diocesana de Liturgia… Pero el
momento de oración diaria era lo más importante. Seguí ese camino y, tras
el primer confinamiento que tuvimos en el año 2020, y pasando el verano de ese
año, decidí dar el paso definitivo: El
Señor me llamaba y tenía que contestarle. En enero de 2021, comencé a
asistir las convivencias de la Pastoral Vocacional del Seminario. Y en junio,
ya tenía claro que tenía que contestarle
con un “sí” y estar junto a Él.
3.-
¿Cuáles son las vivencias que más te gustan del Seminario?
La
compañía y la ayuda de los demás seminaristas, ya no
solo de mi curso, sino del resto de cursos; la experiencia de las formaciones, tanto humana como espiritual; la tarde deportiva de los jueves… Pero,
sin dudas algunas, con lo que me quedo del Seminario, que es el momento más
importante de cada día, el momento de la
Eucaristía y la oración, el estar cerca con el Señor.
Partido de fútbol benéfico en el que participaron los seminaristas.
4.-
Nuestra tierra es un lugar muy mariano, ¿a través de qué hechos vitales te ha
ayudado nuestra Madre a conocer a su Hijo?
Antes de entrar en la realidad de la
Parroquia, estaba involucrado en una Asociación de Fieles la cual tenía como
titular una imagen mariana (que actualmente podemos encontrarla en el oratorio
que tenemos abajo en el oratorio de la Cripta de la Parroquia), allá por el
2010. Así aprendí a querer cada día más a la Madre de Cristo, a darme cuenta de
cómo María fue la mayor “discípula” de Jesús y nunca se separó de su lado.
Desde que empezó a surgir mi vocación, empecé a rezar diariamente el Rosario. A través del rezo a la Madre, voy
conociendo cada día más al Hijo, a través de cada misterio.
5.-
¿Cómo ves a la juventud en la actualidad?
Los
veo como el futuro de la Iglesia, y es digno de
admirar el trabajo que realizan con la juventud sevillana en la Diócesis, tanto
la Delegación diocesana de Pastoral Juvenil, como el Sarus, etc., que ofrecen
multitud de actividades para jóvenes, ejercicios espirituales, formaciones,
convivencias… Desde que me enteré que en la Parroquia habría un grupo de
Effetá, rezo cada día por los jóvenes de nuestra Parroquia, les animó a crecer
junto a Dios y a seguir conociéndole cada día.
Seminaristas en el Recinto Sagrado al Corazón de Jesús, en San Juan de Aznalfarache.
6.-
¿Qué invitación les haces a los jóvenes que ves con inquietud, para que
conozcan el Seminario?
Sin duda, primero, que hablen con su párroco y/o director espiritual y que, a
través de la Pastoral Vocacional, vayan a conocer la realidad del Seminario, vean
cómo vivimos y lo que hacemos, y puedan escuchar los testimonios vocacionales
de diferentes seminaristas, donde quizás se encuentren identificados con algún
testimonio. El Seminario es un gran lugar para discernir tu vocación, desde el
primer día hasta el último, con la ayuda de los formadores y los compañeros.
7.-
¿Qué esperas de este curso pastoral de vivencias en nuestra Parroquia del
Espíritu Santo?
En este curso pastoral,
espero seguir formándome en mi Parroquia, seguir dando testimonio de mi fe, con
mi trabajo hacia la comunidad parroquial, y seguir creciendo de la mano de
nuestro Párroco, D. Antonio, al que le debo mucho.
Toda la comunidad parroquial del Espíritu Santo nos unimos en oración por la vocación de nuestro hermano en la fe, el seminarista Carlos Corento, para que Dios le siga bendiciendo con mucha fuerza.