Bendición de mascotas, jueves 16


En 2020, adelantamos un día la Bendición de mascotas, para que quienes participan de las catequesis los viernes, no tengan que interrumpirlas y puedan también traer a sus animales de compañía. Así, la tradición del día de San Antonio Abad la realizaremos a las puertas del templo parroquial el jueves 16 de enero, a las 18:30 h.

En las anteriores ocasiones, ya se bendijeron perros, gatos, cobayas y hámsteres, tortugas, pájaros, erizos y peces (en sus peceras). Agradecemos a feligreses y vecinos, que participan en esta actividad y los traen con toda responsabilidad y cuidado.




San Antonio Abad descubrió la sabiduría y el amor divinos observando la naturaleza; de esa revelación, pasó a bendecir habitualmente animales y plantas. Tras su muerte, fue invocado como patrón de ganaderos y protector de animales domésticos.

La relación de las personas con Dios, a través de los animales (textos extraídos del Catecismo de la Iglesia Católica):

-2415. El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura (cf Gn 1, 28-31). El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación.

-2416. Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial (cf Mt 6, 16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (cf Dn 3, 57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales San Francisco de Asís o San Felipe Neri.

-2500. Antes de revelarse al hombre en palabras de verdad, Dios se revela a él, mediante el lenguaje universal de la Creación, obra de su Palabra, de su Sabiduría: el orden y la armonía del cosmos, que percibe tanto el niño como el hombre de ciencia, “pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor” (Sb 13, 5), “pues fue el Autor mismo de la belleza quien las creó” (Sb 13, 3).