Domingo de Cáritas, 5 de marzo

Celebramos el segundo domingo de Cuaresma, tiempo litúrgico que nos dispone para celebrar renovados la solemnidad de la Pascua. Nada más empezar la Cuaresma, se nos anuncia que, aunque el sufrimiento y la cruz estén presentes de formas muy diversas en nuestra vida, estas realidades nunca tienen la última palabra. Como a Jesús, también a nosotros nos espera un destino glorioso de luz y de vida. Que la celebración de la Eucaristía sea un momento para fortalecer nuestra esperanza y abrirnos a la claridad de Cristo, el Hijo amado, para que también Dios, nuestro Padre, pueda complacerse en nosotros.

Cada Cuaresma se nos invita a vivir la limosna como un medio para crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. La limosna, acercándonos más a los demás, nos acerca al mismo tiempo a Dios y se convierte en un instrumento de auténtica conversión cuando está movida por un amor auténtico. Nuestra aportación a la colecta de la Eucaristía, destinada a nuestras Cáritas, es un buen modo de concretar esta invitación que la Iglesia nos hace a practicar la limosna.

En este segundo domingo de Cuaresma, la liturgia nos presenta el acontecimiento extraordinario de la Transfiguración de Jesús. La luz que irradia su cuerpo transfigurado en el monte Tabor es un anuncio anticipado de la gloria de la Resurrección. Si la semana pasada contemplábamos a Jesús como verdadero hombre, que comparte con nosotros incluso la tentación, hoy nos acercamos a él como Hijo de Dios capaz de divinizar nuestra humanidad y de hacernos pasar de la oscuridad a la luz de la fe…

Textos extraídos del guión litúrgico de Cáritas Diocesana de Sevilla, para este domingo II de Cuaresma, ciclo litúrgico A, 5 de marzo de 2023.