Seminarista en la Parroquia 2019/2020


Testimonio de seminarista en la Parroquia del Espíritu Santo:

El joven sevillano Antonio Jesús Serrano Colmenero ha sido enviado, para el presente curso 2019-2020, desde el Seminario Metropolitano de la Archidiócesis de Sevilla, a nuestra Parroquia del Espíritu Santo. Intervino, como acólito instituido, de su primera eucaristía en nuestro templo el sábado 12 de octubre de 2019.


1.- ¿Por qué le das gracias a Dios en el presente y por quién o qué le pides?
Hoy debo dar gracias a Dios, porque me ha hecho saber que es Quien dirige mis pasos en el seguimiento a Cristo. A lo largo de los años, Dios ha puesto personas, y me ha hecho vivir experiencias donde he podido entender y sentir su amor gratuito por mí.

2.- ¿Cómo experimentaste tu deseo de entrar al Seminario?
Pues como una necesidad de responder a Dios por su gran amor por mí. Debía responderlo porque sentía que había recibido mucho, quería consagrarme a Dios, dedicar más tiempo a conocerle, pensar, orarle, contemplarle, vivir más cerca de Él, y pensé que el Seminario era el mejor lugar donde podría hacer eso.


3.- ¿Cuáles son las cosas que más te gustan del Seminario?
Me gusta la atención y preocupación que hay entre los compañeros, unos con otros y los formadores con nosotros. También el ambiente de alegría, consuelo, de paz interior… Te sientes como un amigo de Jesús que viene a su casa para aprender de Él.


4.- Provienes de la Parroquia del Mayor Dolor (distrito Macarena), donde tu vida “normal” (familia, trabajo, amigos...) dio un giro. Háblanos de tu vivencia de conversión.
Lo primero que me interpeló fue escuchar la Palabra de Dios en la Misa y la explicación de las homilías; me sentía muy identificado y parecía que me hablaba a mí.

Y también fue la comunidad de la parroquia, experiencia vital; sentía que tenían algo especial que no era humano. Después, entendí que eran personas donde Dios vive y en su vida, de modo natural, trasmitían el Amor de Dios.

En tercer lugar, sin darme cuenta, el Cuerpo y la Sangre del Señor, misterio de Jesucristo resucitado, que me asombra, que todavía me sigue impregnando de gracia, de bendiciones, de gozo, de comprensión y fortaleza, consuelo y plenitud auténtica de vida. Algo difícil de explicar, pero real. Seguro que muchas personas sabrán de lo que hablo.

5.- Nuestra tierra es un lugar muy mariano, ¿a través de qué más te ha ayudado nuestra Madre a conocer a su Hijo?
Se me pone una sonrisa en la boca al recordar a la Virgen María, en la experiencia previa al Seminario, cuando fui a la ermita de Setefilla, en Lora del Rio. Yo quería entender qué era lo que tenía que decir María en la llamada que estaba recibiendo.

Buscando entender, queriendo responderme, supe allí que la Virgen María es el mejor de los “discípulos” de Jesús y junto con su respuesta al ángel de Señor, en la Anunciación, “hágase en mi según tu palabra”, me hizo saber que tenía mucho que conocer de Ella. A partir de esta experiencia en la ermita de la Virgen de Setefilla, empecé a admirarla, a rezarle y experimenté que fue quien me dio el último “empujón”, para entrar en el Seminario.


6.- ¿Cómo ves a la juventud en la actualidad?
He escuchado varias veces que los jóvenes son el tesoro de la Iglesia, y es verdad. Yo intento mirarlos con los ojos de Dios y pienso que para Dios los jóvenes tienen que decir mucho. Quiere saber de ellos, está dispuesto, como siempre, a escucharlos, porque no se ha marchado de su lado, pues le importa, porque los quiere hacer felices de verdad, y ahora, ya en este mundo.

7.- ¿Qué invitación le haces a los jóvenes que ves con inquietud, para que conozca el Seminario?
Pues me sale responderles, sin pensarlo mucho, que deberían ir a conocerlo: cómo es, quiénes somos y cómo vivimos, qué hacemos, saber nuestras experiencias de vocación, pues quizás se vean reflejados en algunas de ellas… Hacer esto no compromete a nada, el Seminario está para ayudar a discernir a qué te está llamando Dios, pues verdaderamente sigue llamando hoy, y quiere que este camino no lo hagas solo, sino acompañado.


8.- ¿Qué esperas de este curso de vivencias en la Parroquia del Espíritu Santo?
Haciendo honor al nombre que lleva la parroquia, espero llenarme del Espíritu Santo de Dios, que no es poco. Pero además, deseo compartir la fe con vosotros, aprender de todos, ayudaros en todo lo que pueda y estar junto a vosotros.

Creo sinceramente, que el que me hayan enviado aquí no ha sido por casualidad; ha sido lo mejor que me ha podido pasar, pienso que esta experiencia con vosotros puede llegar a ser otra de esas vivencias donde sienta el amor gratuito de Dios en mí.

Agradezco a Antonio Jesús las facilidades para realizar esta entrevista. Que Dios le bendiga siempre con mucha fuerza.